EL JARDÍN DE LAS MENTIRAS.


mi otro blog:

SAMSARA.

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Granada, Andalucía, Spain
Tanto si la oímos como si no, suena la flauta del tiempo interno. Robert Bly, book of Kabir.
Ni vivir puedo en tu ausencia,
ni vivo cuando te veo,
ni es del mundo este deseo
que consume mi existencia.

-Blanca Ríos, escritora-

viernes, 6 de noviembre de 2009

A BASHÖ


Silencio en el bosque de bambú.

La brisa mueve las cañas,

come de sus hojas el oso panda.



Se desliza el sampan sobre el agua:

Peces imbricados, son hombre y mujer.

Croa la rana.




Entra el frío por la ventana.

Y el sol que se adormece:

¿Dónde está mi bufanda?



Abre la grulla sus blancas alas

Y a la serpiente engaña:

No huye, ataca.


Sentado está el anciano.

Las horas pasan. ¿Descansa?

No, su mente está en calma.









Día 3.











Soñar, imaginar, sentir, me resulta peligrosamente fácil (intensidad) y difícil (fragilidad)…Un constante tira y afloja entre razón y corazón. En lugar de “pienso, luego existo”; más bien sería “siento, luego existo”. No sé. Es ilógicamente contradictorio.

...

¿Puedes entender lo que estoy escribiendo?

Hay personas que no. Y a veces, te topas con ellas. Entonces haces creerte a ti misma que no sientes, que las emociones y los sentimientos no existen. Y aún así, sientes.

...

Me gusta oírle hablar, que me cuente, que me diga y me gusta escucharle. Me gusta que le guste como, a veces, hago bien las cosas: siento seguridad. Es fantástico mirarle y que me mire cuando explica algo: siento confianza. Y es fantástico que sea capaz de mirarle y que no me dé vergüenza. Me gusta verle sonreír. Me gusta la forma que tiene de ver el mundo y a los demás. Me gustan mucho sus abrazos: me reconfortan. Y a veces, cuando al despedirnos me abraza, me siento feliz.

Son cálidos los abrazos suyos.

¿Cómo son los míos?

-Desesperados-

…Es algo mágico sentir que te abrazan, sentir el contacto físico de otra persona. Y un simple abrazo, no es tan simple.

Para mí no.

Me han abrazado muy poco.

“NUNCA ESTÁ SOLO EL QUE SABE CONTEMPLAR LAS ESTRELLAS” Malena Ezcurra.



NADA

Le amo con la piel y entre mi piel, por dentro, por fuera y a través. Le anhelo y le deseo en silencio con cada gramo de sentimiento. Le amo de lejos y, de cerca también, y le siento en el alma, con el corazón le amo. Le amo por entero, entera y toda. Con lógica, sin lógica, con la mirada, con los suspiros, con el pensamiento, las lágrimas, la espera, la esperanza, le amo.

Y la nube de este amor me traspasa, cambiante, llena y plena, y otras veces, cargada de tormenta, cargada, cargada y llevada por los rayos de sol y el viento.

Ahora le deseo, con el vientre, con el corazón, con la mente.

Ahora quiero sus caricias, ahora. No sólo imaginarlas.

Y le miro en silencio. Y le busco, le rebusco, le vuelvo a rebuscar.

Y no sé si es cosa del Universo, que así me encuentro, amarrándome a mí misma, queriendo y deseando que su amor sea mi amor; pensando en otras cosas que me hagan olvidar por tan sólo un momento, que le amo sin más.

Intento no pensar, no sentir, que no me afecte.

Dicen por ahí que si deseas mucho algo y lo deseas de veras, con el alma y con el corazón, al final; lo que deseas se hace realidad. Dicen. También dicen que, has de tener cuidado en la forma de pedir el deseo y lo que deseas, que luego no resulta ser lo que habías deseado. Dicen. Dicen que el Universo y el Cosmos se confabulan cuando realmente deseas algo y a la larga se hace realidad. Dicen. Otras, que no sirve de nada desear, porque al final, de tanto desearlo, el deseo se va y no vuelve. Dicen.

De fondo oigo la TV: Cristian Gálvez despidiendo el Pasapalabra, a alguien preparando una sopa para cenar (menos mal que no soy la Mafalda de Quino). Ya son casi las nueve.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

CAEN LAS HOJAS, EL OTOÑO LLEGA...






















Pequeños pasos,


abanico rojo:


sobre la nieve caminaba la geisha.


Quietud.

Luz dorada:

al ginko miro por la ventana.


Sútil ronroneo el de mi gata.

Restriega su lomo,

y ahora aguarda.


No es recuerdo.

Cuando tan cerca la tengo:

tu presencia.


Crece el bambú

en el vaso de agua.

Y eso fue al año pasado.


Preparo el té,

las chicharras callan.

Tarde de otoño.


Trepa la hiedra hasta tu ventana.

Cortas con tijeras sus ramas:

Ya no tiene casa la araña.


Pasa el tiempo.

Estático,

el jarrón sobre la ventana.


El dulzor de la ciruela

resbala sobre tu boca.

Quiero besarla.


Despierto el deseo en tu mirada.

Arrebol en mis mejillas,

mi piel te habla.


Prendió flores de almendro

entre sedas del kimono,

la gehisa.