... me escuecen los ojos porque tengo ganas de dormir. He llorado mucho.
Estoy noqueada, la cabeza me zumba y el cuerpo me pesa, negligente, aflojinado, harto.
Y me pongo a escribir, porque en el instante que todo es desaliento, escribir me salva de mí misma y del mundo:La atmósfera de la ceremonia del té:
flores de ciruelo y crisantemos invernales,
flores caídas en tierra
y hojas amarillentas,
bambúes verdes,
árboles secos,
el frío invernal.
Mostrando el adverso
y el reverso.
Caen las hojas de arce
en otoño.
Desparramándose.
(Bonito, ¿eh? No lo he escrito yo).
...Pero esto de ahora sí:
Silencio, mariposa.
Tu piel cálida se repliega
en su cuerpo
y pegados,
vates tus alas,
-amplias, de colores-.
Y te sientes mujer,
mariposa que aletea.
Silencio.
Monticulos erguidos tus pechos
entre sus manos
y su lengua que te liva
tu pequeño ser.
Y juntitos
y besados,
son tus manos
el camino
y su cuerpo el recorrido.
Silencio, mariposa.
Silencio.
...al final, siempre queda la almohada.
...al final, siempre queda la almohada.
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