TRAS LA PUERTA
¿Quién será aquel que se enrede en mi pelo?
¿Quién descubra en mis ojos campos de olivares?
¿El que camine por las dunas de mi cuerpo?
¿Y descubra los secretos que se esconden tras el sello de mi boca
Si por casualidad eres tú, extranjero,
ven y entra con sigilo,
que son éstas,
-como la manzana de Eva-,
las promesas que guardo tras mi cuerpo.
FUEGO EN EL CUERPO
Beso.
Profundo, -enfrentadas las lenguas-,
elixir de cálidos alientos lo que de tí quiero.
Es tu lengua ascuas ardientes que mi vientre reclama
y tus manos senderos de fuego sobre mi piel.
Piel que quema, tu cuerpo cálido.
Necesidad que llenas, cuerpo con cuerpo.
Tan intenso y oscuro este deseo
que mi existencia consume
y que tú sólo calmas lo que de tí quiero.
Eres tú, mi maestro.
EN MI SUERTE
Me sostienes cada día
a cada instante.
Con cualquier cosita todo me ofreces:
tu mirada,
tu sonrisa,
de tus manos, un roce.
Y sin saberlo,
a tí me entrego tan fácilemente.
Y mis manos que parecían vacías
ahora siempre están llenas.
Que si de tí necesito más, no importa.
Ya me das suficiente.
Y en mi suerte me acompañas.
ESPERARÉ
Esperaré.
Un lugar a tu lado.
Un sólo instante. Entrégame.
Tan sólo un instante. Concédeme.
Un lugar a tu lado. Me bastará.
Espacio tan breve. Te pediré.
Un tiempo sin nombre.
Dáme.
PIRÓMANO
¡Pirómano!
Abrasándose mi boca,
que incendiarios son tus besos.
Y ardieron mis deseos,
abrasada quedé.
Arrasada por tu cuerpo,
mi piel.
Fuego, fuego, fuego.
Incendiario de mi piel.
Conbustible inagotable,
tu amor.
